La luna me está observando, me está guiñando un ojo; quiere que hoy la haga mía. Me reclama el abandono, me reclama que la haya cambiado por ti, por ti que para mi superas el mundo. El amor no es cantar canciones de amor mientras piensas ilusionado en un quizá, el amor no se refleja en la mirada porque las miradas mienten y cierran las puertas del alma, el amor no es palabra ni verbo, porque no se pueden conjugar siempre que se quiere como cualquier otra, el amor no es organizar una cena con rosas y velas mágicas... el amor es arriesgarte a perecer en la lucha interminable de corazones que habitan en un mundo poco sensible. Es una lucha sublime que nunca, ni con la muerte, puede concluir.
De nada sirve aprender a diferenciar la mentira de la verdad.
Solo me sirvió para que me de vergüenza el mundo.
Entre todo esto no entiendo más que un: Te quiero.
Cualquier palabra, en cualquier orden establecido o no establecido, será suficiente para decir lo que quiero... que la quiero, que la quiero egoísta, para mi y para siempre.